Microrrelato La tradición oral del Siglo de Oro, 2012
LA TRADICIÓN ORAL DEL SIGLO DE ORO
Don Miguel se sentía inspirado en presencia del grillo con el que compartía celda en Sevilla y, por eso, cuando le concedieron la libertad se lo llevó en una jaulita. Desgraciadamente, al grillo se lo comió un gato y al gato don Miguel. Don Lope, que atravesaba una profunda crisis de inspiración, gracias a la intercesión de su hija —monja trinitaria descalza del convento en el que se enterró a don Miguel— consiguió que le fuese permitido velar a solas la tumba del maestro. Descorrió la lápida, le cortó un dedo y se lo tragó. Antes de abandonar el convento ya se le había ocurrido La Dorotea. «¡La historia que me contó era cierta!». Las frecuentes visitas clandestinas de don Lope al convento y el volumen de su obra podrían esclarecer el misterio de la desaparición de los restos de don Miguel.
José Manuel Gómez Vega