Mis memorias / Emilio Salgari
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La historia de la fabricación de este libro con las memorias de Emilio Salgari, incluido en la selección Escribir la vida, ya es, en sí misma, maravillosa y sorprendente. Y demuestra varias cosas. Primera, que el pacto autobiográfico del que hablaba Lejeune -por el cual el autor firma un contrato de veracidad con el lector cuando su nombre figura en la cubierta y narra su vida en primera persona- no siempre se cumple. Segunda, que los escritores no son de fiar. Tercera, tampoco los editores. Cuarta, que los hijos de los escritores lo son menos aún. Y quinta, que la frontera entre la ficción y la realidad nunca ha existido ni existirá.
Emilio Salgari fue autor de decenas de novelas de aventuras. Como escritor despertó la imaginación de miles de jóvenes narrando episodios fabulosos en la jungla o en el Mar Caribe, hablándoles de la épica de los corsarios y piratas. El creador de personajes como Sandokán, Yañez o Kammamuri quiso ser marino, pero en su vida jamás viajó más allá del mar Adriático, ni salió del triángulo que forman su Verona natal, Venecia y el Turín donde se quitó la vida suicidándose con un yatagán, tal como lo haría uno de sus personajes. A pesar de vender millones de libros murió en la miseria, estafado por sus propios editores.
El lector que leyera este libro esperaría, por tanto, que el escritor aportara luz sobre tanta paradoja vital fascinante. Y Salgari se entrega desde el comienzo a la causa. En las primeras páginas de estas memorias afirma que serán el coronamiento de toda su obra, su epílogo. Y que contar su vida, escribir su libro póstumo, resulta una necesidad y un deber. Y comienza así un relato autobiográfico maravillosamente escrito: “Nací en Verona, el 25 de septiembre de 1863…”
El giro final extraordinario de esta historia es que estas memorias no fueron escritas por él, sino que fueron encargadas por sus hijos a un profesor llamado Lorenzo Chiosso, quien tuvo la virtud de prestar su voz al escritor para contar su propia vida como si verdaderamente lo hubiera hecho él mismo. Chiosso construyó unas memorias apócrifas contadas por esta voz en primera persona que vivió como Salgari y se expresa como Salgari, aunque en verdad resulta ser un Salgari basado en hechos reales, pero de ficción. O al menos eso es lo que quisieron hacernos creer.