Información local
La Biblioteca Municipal de Corralejo, ubicada en la localidad homónima, pertenece al Municipio de La Oliva, cuyo territorio abarca todo el norte de Fuerteventura. Fruto de esta gran extensión territorial, el municipio está compuesto por una serie de pequeños núcleos poblacionales diseminados por todo el término, tanto de ámbito rural como marítimo. Corralejo, como principal núcleo poblacional y económico, alberga algunas infraestructuras municipales, como la biblioteca, mientras que la Casa Consistorial se encuentra ubicada en la localidad de La Oliva, que da nombre a todo el municipio.
No está claro cuándo llegan los primeros habitantes a nuestra localidad, pero la cala de Corralejo aparece ya mencionada a finales del siglo XVI en los mapas que elabora Leonardo Torriani, un ingeniero italiano enviado por el rey Felipe II a revisar las fortificaciones de las Islas Canarias. Seguramente, en esos momentos ni siquiera podríamos hablar de pueblo, sino de unas cuantas chozas humildes pobladas por unos pocos pescadores y sus familias.
Por tanto, ya desde tiempos remotos Corralejo, como localidad marinera que era y es, está ligado en su devenir histórico al mar, y lo que éste ofrece. Así, en los siguientes siglos siguen siendo los pescadores los únicas personas que moran entre las dunas y el malpaís, binomio que define perfectamente las características con las que la naturaleza dotó a este rincón del norte de Fuerteventura. Al contrario que el resto del municipio, que durante los siglos XVIII y XIX aumenta sobremanera su población y potencial económico, Corralejo siguió siendo poco más que una aldea, puesto que a pesar de las excelentes condiciones naturales, la localidad vecina de El Tostón albergaba el puerto por el que se embarcaba todos los productos agrícolas de La Oliva.
Los siglos van pasando con un crecimiento muy somero hasta que llegadas las últimas décadas del siglo XX la sociedad de masas comienza a consumir otro producto que va a ser fundamental para la economía local: el turismo. Esta nueva industria supone un cambio radical en la historia de Corralejo, puesto que llega el momento de aprovechar los dones de la naturaleza y, otra vez con el mar de testigo, entre rocas y arena el transcurso de los años cambian ya para siempre la suerte del pueblo. La pequeña aldea marinera de antaño da paso a un pueblo turístico, o si se quiere una pequeña ciudad, que se convierte en el principal motor económico del municipio y del norte de la isla. Fruto de ello, la población no deja de crecer, hasta albergar más de la mitad de los vecinos y vecinas censados en La Oliva. Un crecimiento que no sólo destaca desde un punto de vista cuantitativo, sino que genera un contingente poblacional heterogéneo, con más del 40 por ciento de ciudadanos nacidos fuera de España. Así, con más de cien nacionalidades representadas, el Municipio de La Oliva, y principalmente Corralejo, conforman un pequeño crisol de culturas que suponen para nosotras todo un reto y un estímulo permanente para que la Biblioteca Pública se convierta en un lugar de encuentro y en un instrumento al servicio del diálogo, el entendimiento y la construcción de una sociedad más justa y plural.
Lugares de interés
- Lugares de interés arqueológico: el municipio es una de las zonas arqueológicas más ricas del contexto insular de Fuerteventura. Cuenta con los petroglifos de la montaña de Tindaya y conjuntos formados por restos de construcciones, cuevas de habitación, cuevas funerarias y restos de concheros. Por su valor, destacamos las construcciones en el poblado de Tinojay, localizado en la ladera media del barranco del mismo nombre. Importante es la cueva- habitación del Llano de Villaverde, en la que se han localizado restos aborígenes, tales como cerámica y conchas de moluscos, hoy desaparecidos. En el mismo lugar se localizan importantes restos paleontológicos. Enterramientos aborígenes se han localizado en la cueva de Esquinzo, en la cueva de Guriame, en la cueva funeraria de Villaverde y la cueva de Los Ídolos, en los bordes meridionales del malpaís de La Arena y que cuenta con un ajuar de cerámica, objetos de uso común realizados en piedra y hueso, y sobre todo, por la presencia de cinco ídolos de hueso y piedra.
- Espacios naturales: el 14,2% de la superficie municipal está protegida por espacios naturales. Los espacios naturales por excelencia de nuestro municipio son los parques naturales de Corralejo y del Islote de Lobos. El de Corralejo, comprende un amplio campo de dunas, un sector de malpaís y un cono volcánico (Montaña Roja). Posee un considerable hábitat sabulícola con plantas como la uvilla, el matomoro y el balancón, además de cobijar en su interior la mejor población de hubara canaria de la isla. En Lobos hubo durante una época abundantes focas monje. Hoy no queda ninguna, pero coexisten unas 130 especies vegetales y especies animales.
El Monumento Natural del Malpaís de la Arena surgió hace unos 10.000 años aproximadamente por erupciones volcánicas. Con ello se dio origen a un paisaje de gran belleza y forma que, tras los años, no ha sido alterado de forma considerable por la mano humana. Tal vez sea este el hecho de que entre su malpaís habiten las mejores poblaciones de tarabillas, tabaibas, aulagas, verodes y líquenes.
Muy interesante es el Monumento Natural de Montaña de Tindaya, que tiene su origen a partir del complejo basal de Betancuria. Tuvo un significado mágico para los antiguos majoreros como atestiguan los grabados podomorfos de su cima, los mejores del Archipiélago. Tiene tres protecciones distintas: como espacio natural, zona arqueológica y por su valor geológico.
- Monumentos: en este apartado destaca el monumento a Miguel de Unamuno, en Montaña Quemada, en Tindaya. Cuenta con una estatua que reproduce la figura del intelectual, obra del escultor Juan Borges a partir de un boceto del pintor Juan Ismael.
- Arquitectura civil: en La Oliva encontramos referentes de arquitectura civil que sobresalen de la que podemos observar en el resto de la isla, solo comparables a las edificadas en la antigua capital, Betancuria. Casas como la de Manrique de Lara o Casa del Inglés, y otras, caracterizadas por la “nobleza” de la construcción, que indican el poderío económico del lugar entre los siglos XVIII y XIX.
El exponente por excelencia de la arquitectura civil del municipio, y casi de la isla, lo constituye la edificación conocida como la Casa de los Coroneles, construida en la segunda mitad del seiscientos por la familia Cabrera Bethencourt. Las ampliaciones y reformas más importantes de la fábrica fueron realizadas en el siglo XVIII. La Casa de los Coroneles se perfila como la construcción de arquitectura doméstica más importante de la isla y una de las más interesantes de todo Canarias. Sus complejas funciones en el territorio inmediato y de alcance insular la convirtieron en un centro de poder administrativo, militar, económico, social, etc., al mismo tiempo que es reflejo del cambio geopolítico producido en la isla, con el languidecimiento de Betancuria y el fortalecimiento del núcleo de La Oliva.
La Cilla de La Oliva de principios del siglo XIX está ubicada en la margen izquierda de la carretera que conduce a Lajares. Las cillas son edificaciones donde la iglesia almacenaba los productos que le correspondían por los diezmos y los rendimientos de sus propiedades. La de La Oliva, alberga actualmente un museo del grano.
Los molinos y molinas y los hornos de cal que proliferan a lo largo y ancho del municipio son vestigios de economías, de modos de vivir cercanos a nuestros días. Destacan los hornos de cal de El Cotillo, de donde salía buena parte de la que se exportaba. Tambien los hay en Villaverde, El Roque, La Oliva.