El entorno de Finaga-Malmasín constituye un conjunto cultural de primer orden. Fue en 1994, al iniciarse las obras de restauración cuando se realizan las excavaciones en el entorno. A raíz de ellas, bajo la ermita de San Martín de Finaga, se localizaron los cimientos de una pequeña estructura de planta rectangular construida en el S. IV reutilizada y modificada en épocas posteriores. Hoy en día, constituye una muestra arqueológica representativa de los periodos históricos más antiguos de Bizkaia, considerándose además, uno de los primeros templos de culto cristiano conservados en Euskadi.
En su necrópolis, la cual ocupa un espacio mucho mayor que el de la campa que hoy podemos ver, se encontraron varios enterramientos (hasta el momento son 17 las inhumaciones documentadas) conteniendo piezas muy valiosas: un cuenco de tierra sigilata, dos puntas de lanza, un hacha de combate, un anillo, hebillas, un magnífico vaso de vidrio y una gran espada. Todo ello formaba parte del ajuar con que se enterraba a los muertos.
Algunas de estas sepulturas estuvieron señalizadas mediante grandes estelas tabulares (en forma de tabla) decoradas con cruces y motivos geométricos de las cuales se conservan varios fragmentos. Además, a finales del S. XIX se recuperó una estela discoidal (en forma de disco) de época más tardía, siglos IX-X.
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