Bolos de Chera
Época de siembra: Desde el 15 de mayo. Son sensibles a las heladas y no se desarrollan a temperaturas por debajo de los 10 ºC. Tampoco florecen cuando los días son cortos y se reduce el fotoperiodo.
Por eso no conviene adelantar su siembra.
Requieren un suelo con temperatura templada (elegir suelos expuestos al sol).
Sembrar entre dos días antes y dos días después de la luna llena, en días de fruto del calendario biodinámico.
Se siembran directamente en tierra, poniendo 4-5 semillas en cada golpe, cubiertas con 2-3 cm de tierra.
Marco de plantación: 30 cm x 75 cm (entre surcos),
para facilitar su exuberante desarrollo y mantener una ventilación adecuada.
Clima: Cálido y templado.
Suelo: No les gustan las tierras frías y húmedas, ni demasiado secas o muy calizas. Precisan suelos mullidos, ricos en humus, pero exentos de materia orgánica fresca.
A las alubias les convienen los suelos ácidos porque resultan más tiernas y fáciles de cocer,
mientras que en los suelos calcáreos son más duras y fibrosas.
Abonado: No necesitan abonado y no soportan bien la presencia de materia orgánica en descomposición. Si se abona el suelo, hacerlo al menos seis meses antes de la siembra. Por ser una leguminosa, posee junto a sus raíces bacterias nitrificantes que fijan el nitrógeno atmosférico en el suelo.
Un exceso de nitrógeno supondrá un desarrollo exagerado de la parte foliar, en detrimento de la producción de frutos, haciendo a la planta débil y propensa al ataque de patógenos.
Riego: Precisan suelos frescos que no se resequen, soportan mal la carencia de riego. La escasez de agua merma la producción y la falta de agua o los periodos muy secos crean las condiciones para la infestación de araña roja. Sin embargo, conviene sembrarlas sin riego, con la tierra atemperada con un riego anterior. También es preferible no regar -o hacerlo lo mínimo- en la época de la primera floración, ya que un riego abundante en ese momento frenaría el cuajado y podría provocar la caída de las flores.
En tiempo caluroso, regarlas al atardecer o, en su defecto, a primera hora del día.
Cultivo: Son plantas frágiles y delicadas, con raíces frágiles y superficiales,
lo cual significa que es mejor acolcharlas que escardar para quitar hierbas competidoras.
Asociación: No se lleva bien con cebollas, ajos, puerros o hinojos, que inhiben su crecimiento. Se llevan bien con el maíz, calabacines y calabazas (a lo que se denomina asociación milpa),
con las zanahorias, coles, pepinos, fresas, perejil, patatera y tomatera.
Problemas: Los pulgones verdes y negros son habituales si hay exceso de nitrógeno y de riego. La araña roja y otros ácaros atacan mucho la hoja en tiempo seco por falta de riego y acolchado (es útil remojar las hojas al atardecer para controlarlas). La antracnosis (manchas oscuras en las hojas y sobre todo en las vainas, con tiempo húmedo), puede evitarse seleccionando solo semillas de plantas sanas (en época húmeda se puede fumigar con decocción de cola de caballo). El mismo remedio para oidio, roya y algunas podredumbres relacionadas con exceso de humedad ambiental y elevadas temperaturas. Los gusanos y orugas,
que roen los tallos jóvenes y las hojas o vainas tiernas, se tratan con bacillus thuringiensis.
Recolección: Hay que dejarlas en la mata hasta su completa maduración y secado de las vainas. Se pueden recoger de la planta una a una o dejar que maduren todas las vainas y arrancar las plantas (dejando la raíz en el suelo para el aporte nitrogenado) dejándolas secar al sol como mínimo una semana. Después se pisan y se extrae la judía aventando para librarlas de hojas y restos de vainas secas.
Una vez recogidos, congelar durante 2 días a -20ºC para evitar la contaminación por gorgojo.
Cosecha: cuando se secan, unos 4-4.5 meses después de la siembra.
Rotación: tres años mínimo.
Fuente: Mariano Bueno, "El huerto familiar ecológico", Editorial Integral, 5ª ed. 2006