Breve historia de la Biblioteca Manuel Altolaguirre
La Biblioteca Municipal de Benalmádena Pueblo Manuel Altolaguirre rinde homenaje, con su nombre, al magnífico artífice de las letras que fue este poeta, integrante de la Generación del 27, pero que prefirió realzar los escritos de sus compañeros y otros autores, antes que desarrollar su propia obra. Así de generoso fue Manuel Altolaguirre, artista de la impresión, enamorado de la palabra, luchador por la libertad y genio del buen decir.
Amparándonos en su nombre, desde este pequeño rincón del municipio escondido en el mismísimo centro del pueblo, la Biblioteca trabaja, desde su inauguración en 1983, por dar a conocer la cultura, aquella que va ligada tanto al conocimiento intelectual como al descubrimiento de la diversión escrita. Llevamos trabajando todos estos años para que los ojos y el corazón de los benalmadenses (de cuna, de adopción, de paso, residentes, autóctonos, extranjeros...) sigan descubriendo la vida a través del diverso mundo que se les ofrece en nuestras estanterías.
Es posible, lo podemos asegurar, crear un universo de ilusión, donde las emociones se viven, donde la fantasía se practica y donde lo mágico se hace cotidiano en apenas 100 metros cuadrados de superficie. Allí se reúnen autores de todos los tiempos y lectores de todas las edades (o incluso 'veedores' de letras y dibujos que aún no leen, pero lo harán, atrapados desde chicos por el tacto y el olor maravillosos de los libros).
Esta es nuestra tarea principal, el reto que nos hemos autoimpuesto: ser una biblioteca adhesiva; por eso se organizan talleres de cuentacuentos para los más pequeños y funcionan desde hace diez años dos clubes de lectura para adultos, uno por las mañanas y otro en horario de tardes, en los cuales la misma obra es leída por todos y cada uno de sus componentes para luego, en una sola sesión, hacer una puesta en común con los diferentes puntos de vistas de cada lectora o lector. Planeamos retomar el Club Infantil y Juvenil que estuvo funcionando durante tres años, así como seguir disfrutando del placer de oír música y palabras que se aúnan de manera exquisita en días especiales, donde se hacen lecturas poéticas acompañadas de instrumentos.
Pensamos que así, el ámbito individual de estudio o consulta que le es innato a las bibliotecas, se amplía con estas actividades colectivas que dotan el lugar de un grato regusto doméstico, son momentos de reunión familiar donde la literatura se hace íntima y alegre, tiempo en el que se aprende a respetar la opinión de los demás, espacio de cultura, tolerancia y amor por la letra impresa. Creemos que Don Manuel Altolaguirre estaría contento con nosotros.